SETAS Y TRUFAS

Setas y trufas, hijas del trueno

Setas
Setas
"Aragón está considerado como un paraíso micólogo por la abundancia de recursos, la aparición en muchos puntos de su geografía y, sobre todo, porque hay una, la trufa, que en nuestra comunidad abunda por cantidad y calidad".
Cualquier hongo con forma de sombrero sostenido por un tallo encuentra en muchas partes de Aragón su hábitat para desarrollarse perfectamente. Y tal es así que se estiman entre 2.000 y 3.000 especies en todo el territorio aragonés e incluso algunas se denominan con una terminología autóctona. Así al níscalo se le llama fondo royo, a la colmenilla también se le conoce como morgula o murgona, y al robellón también se le denomina ongorrés.
La zona más importante en Aragón, a pesar de que existen otras muchas áreas, está centrada en el Pirineo que, con sus más y sus menos, despliega un amplio abanico de especies en todos y cada uno de los valles que forman la cordillera a su paso por la provincia oscense. Pero Huesca alberga otras zonas. De todas ellas destacan el somontano oscense, la Peña de Guara y Carrodilla, ubicadas en la antesala del Pirineo.
La provincia de Zaragoza está comandada por una importante fuente micológica que se congrega junto al macizo montañoso del Moncayo. Para muchos, un paraíso de setas y hongos.
Y en Teruel, Albarracín ofrece un excelente mercado natural de abastos donde encontrar numerosas variedades de estos pequeños manjares.
Trufas, "emperatrices subterráneas"
Receta de Trufas
Receta de Trufas
Aragón es una región privilegiada en lo referente a la trufa, sobre todo las zonas del prepirineo oriental de Huesca y la serranías del Maestrazgo, Gúdar y Javalambre en Teruel. Los mercados de Graus, Mora de Rubielos y Morella son los que marcan el precio de la trufa a nivel nacional. La provincia turolense es la primera productora nacional en la que la actividad más intensa se registra en Maestrazgo, Sierra de Gúdar, Javalambre y zonas montañosas del Bajo Aragón y del Matarraña. Pero si nos trasladamos hacia tierras oscenses, las áreas truferas más reconocidas son la Ribagorza, Sobrarbe, Benabarre, Aínsa y, por supuesto, Graus con una supremacía absoluta.
El interés por la trufa existente en estas áreas no reside tanto en su consumo interno, que no alcanza un porcentaje significativo del total de la ventas, sino en la fuerte demanda de las dos zonas importadoras por excelencia: Cataluña y Francia.
La trufa es un sibaritismo caro ya que el precio por kilogramo puede superar incluso los 420 euros.

Información obtenida de la web Cultura gastronómica Aragonesa

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